Serie Dike ~ Completa

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Un espacio

Para agradecer a:

Alice por ser leer todo lo que escribo, por más que esté horrorosamente horrible (sobre todo con los tiempos verbales, ella saaabe).

Hachedesilencio que siempre tiene las frases precisas para los capitulos de Dike. Aunque el staff no lo sepa, gracias por hacer lo que hacen.

A mi familia por soportar todas mis locuras.

A los que leen, comentan, descargan y se dan una vuelta por acá. Perdón por el tiempo que me tomo para publicar cosas... gracias por leer!!

~ ferdeimos

martes, 14 de enero de 2014

Dike-Tomo II.Capitulo8: Eslabones perdidos



Capitulo 8: Eslabones perdidos

La puerta verde de chapa se abrió, el muchacho que estaba sentado cómodamente en un sillón de dos cuerpos de cuero duro levantó la vista, dejó de ver el programa que estaban transmitiendo y se puso de pie, esperando que su hermano entrara completamente para lanzarse sobre él. Sus ojos se encontraron, al momento se separaron un poco y se miraron de arriba abajo. El recién llegado frunció el ceño y se giró para dejar su campera de corderoy en el perchero de caña de la entrada, junto con dos camperas de jean gastadas que ya se encontraban allí.
 
Ceto:- ¿Y? ¿Qué pasó?

Psámate:- Dije lo que tenía que decir.

Ceto:- Siempre lo necesario, ¿no?

Psámate asintió con educación y miró el reloj de la cocina. La casa de los hermanos era muy pequeña, contaba con dos piezas, un baño, una cocina y un comedor, donde recibían a los que llegaban. Allí vivían ellos,  además de cuatro hermanos y su madre. Se ubicaba en frente de una plaza, una de esas que carecía de iluminación y dónde corría mucho viento, por ser descampada.

Ceto sonrió y sus ojos caramelo brillaron. Estaba feliz. Era evidente que entre ellos la comunicación convencional no era necesaria, Psámate sólo hablaba lo suficientemente necesario y su hermano, que era todo lo contario, lo interpretaba a las mil maravillas.

Ceto:- Vení, vamos a comer algo.

Psámate siguió a su hermano menor cinco pasos hasta la cocina, y esperó por un momento en la puerta hasta que sacara de la heladera un taper de plástico transparente de tapa roja con la comida que iban a cenar. Mientras que Ceto lo abría y calentaba en la hornalla, él pasó el trapo por la mesa para retirar los pedazos de miga de pan que aún quedaban de la cena de sus hermanos menores y tomó dos platos, con cubiertos, y dos vasos, que llenó con agua de la canilla.

Ceto:- ¿Cómo lo tomó?

Psámate:- Se sorprendió.

Ceto:- No se lo esperaba.

Psámate:- Claro que no.

Una vez que la comida estuvo lista, ambos se sentaron en la mesa rectangular contra la pared que daba al comedor y se sirvieron para comenzar a comer.

Ceto:- Tengo que acercarme a ella, ser su amigo…

Psámate:- Complicado.

Ceto:- Ya sé. Pero creo que si soy su amigo voy a poder tantear el terreno. Si me deja acercar más de lo debido, sigo.

Psámate:- ¿Y si no?

Ceto:- ¿Vos decis que se va a arriesgas a dejar pasar esa oportunidad?

Psámate:-  Nereo.

Ceto levantó los ojos hacia su hermano que lo estaba mirando fijamente. Ambos sostuvieron la mirada como si hablaran mentalmente. Y fue tan gran el poder de comunicación, que ambos rieron al unisonó. Ambos con sus perfectos dientes manchados por fumar desde hace tiempo.

Ceto:- Pobre de él.

Psámate:- Tiempo al tiempo.

Ceto:-  Es fácil decirlo desde lejos. Me molesta esto que me pasa.

Psámate:- Te entiendo. Ya no te da igual lo que hace.

Su hermano suspiró. Los ojos de Psámate se suavizaron y recogió los platos. Esa noche le tocaba limpiar a él, pero decidió que sería mejor dejar descansar a su hermano para que no pensara en Dike. Lo que estaba sintiendo por ella no era lo que normalmente sentía por otras chicas. Eso era nuevo y le iba a costar. Sonreía por otra persona, pensaba y actuaba por ella. Tendría que esperar la señal correcta para avanzar con ella, despertar de ese tortuoso y misterioso estado.

Por un lado, un paso ya había sido dado, ella ya estaba al tanto de los sentimientos de su hermano. Esto llevaría a varias posibles reacciones. Que lo evite, que lo escupa por haber dejado a Euribia por ella, que lo patee porque fue cobarde al mandarlo a él para que se lo dijera,  que lo comente con sus amigas convirtiendo la escuela en un conventillo de barrio, o que lo acepte mágicamente e intente hacer algo con eso. Podría intentar enamorarse de él, conocerlo o simplemente, decirle que ella no siente lo mismo, terminando con el asunto más rápido de lo que tardó él en pensar todo aquel rollo. Pero, por otra parte, en la mente de Psámate rondaba la idea de que ella podría no haberle creído nada de lo que él le había dicho esa tarde. Si ese era el caso, sería lo mejor que le podría pasar. Dike no le creería y trataría a Ceto como siempre, sin dobles pensamientos.

Se secó las manos con el repasador y sonrió irónicamente. Él no quería que su hermano pensara en Dike pero terminó haciéndolo él. Ser el mayor le estaba pesando mucho, y más cuando sus hermanos crecían a paso agigantado. Pero más que estar estresado por pensar en sus hermanos y en la enamorada de Ceto, el sueño le estaba ganando, el día siguiente iba a ser uno de los que se tendrían que guardar en la memoria permanente.

<< Me desperté con todas las energías del universo. Taumante me miraba sin entender nada. Y seguro que tenía razón. Yo tampoco lo entendía. Estaba feliz de hacer que a la estúpida de Lisiánasa se le terminara su amistad ficticia con Actea. Después de pensarlo mucho, decidí dejar pasar la entrada y la primera hora. Pero, para el primer recreo ya no aguataba más. Lo tenía que decir. Lisiánasa estaba con Actea, junto a la que había traicionado. Se hacía la buena, sonreía estúpidamente. No tenía idea de lo que yo sabía. Eso me hacía sentir demasiado bien, y me preocupaba.

Cuanto por fin sonó el timbre de salida, no dejé tiempo para pensar a nadie, agarré a Lisiánasa del brazo y la llevé hasta el final del pasillo. Allí nadie nos iba a interrumpir.  >>

Lisiánasa:- Yo no dije nada Dike, te lo juro por…

Lisiánasa estaba parada en el pasillo, la luz del ventanal hacía brillar sus risos rubios y las primeras gotas de sudor que estaban apareciendo en su cien. Intentando mantener el rostro impasible mientras era acorralada por Dike, Lisiánasa estaba desesperada.

Dike:- ¡Basta! No mientas, ya lo sé.

Lisiánasa:- ¿Quién te dijo eso?

<< Hacerse la desentendida. Patético. Pero bueno, es el recurso del mentiroso. Hasta el final seguir con el plan inicial, mentir sin importar qué. Eso podría funcionar si la fuente de información fuera alguien poco creíble… como Galatea… o cualquiera del salón – menos Ferusa y Eudora, ellas son de fierro. >>

Dike:- Eso no importa. Fuiste por atrás y contaste todo.

Lisiánasa:- Pero…

Dike:-  Y no sólo fue eso. Porque contar las cosas no es la gran cosa. O sea, tarde o temprano se iba a enterar… Pero que nos hicieras quedar como las traidoras en toda la escuela, eso es imperdonable.

<< Cuando le dije eso, me enfurecí aún más porque es cierto. La escuela entera cree que nosotras lastimamos a Actea, que le hicimos algo terrible, imperdonable. Encima ella es tan buena actriz, le sale bien el papel de la víctima. No entiendo qué le ven los chicos. Es una idiota. Realmente no quiero volver a hablar con ella, ni con Lisánasa. Se merecen eso. No quiero saber nada de ellas, una por traidora y la otra por, además de ser idiota, por no creer en nosotras. >>

Lisiánasa:- Eso es problema tuyo. Yo sólo adelanté el tiempo. No podía ver a Psámate estando atrás de una cualquiera. Si la otra quiere acostarse con el que se le cante, que lo haga, pero que no juegue con el corazón de las personas.

Dike:- Si  tanto odias a Actea, ¿por qué te quedaste junto a ella?

Lisiánasa:- Seamos sinceras Dike, a vos tampoco te gusta, pero estas con ella si te habla. No tenía alternativa, se me pegó.

Dike:- Eso es estúpido.

Lisiánasa:- Estúpido o no, logré lo que quería. Ahora todos saben lo que ella hizo, no importa de dónde vino el chisme.

<< No te imaginas la cara que tenía en ese momento. Se me separaron los labios automáticamente y tenía los parpados demasiado abiertos. Sentía correr el aire por mis ojos, un aire lleno de frío y oscuridad. Ella odia a Actea… Aunque no la culpo, es bastante odiable esa chica. Yo también la detesto, pero no al punto de meterme tanto como ella, pero cada uno tiene se forma de actuar. Yo prefiero hacer nada y quedarme a esperar que el destino se encargue de estas cosas. Igualmente, no me gustó que nos haya involucrado a nosotras. >>

Lisiánasa:- Sé que estuve mal en no decirle que fui yo, pero no podía hacerlo. No en ese momento, ahora que lo sabe alguien más tendré que decírselo.

Dike:- Sabes que no te lo va a perdonar jamás.

Lisiánasa:- Recordá que yo solo le conté las cosas a la verdadera víctima. Ahora, si Actea lo estuvo esparciendo por la escuela, ya es asunto de ustedes.

Dike:- Lo sé.

Lisiánasa:- En serio, perdón por decir la verdad. No pensé que la estúpida de Actea iba a andar contándolo por todas partes.

<< Eso me dejó helada. Me quedé parada mientras ella se iba hacia el patio. Ahora que me pidió perdón por algo que, aunque me molestó, fue perfecto y justo para Psámate, sólo puedo pensar en la reacción de Actea cuando se entere de la verdad, y encima por la misma Lisiánasa. >>

Eyone:- ¿Estás cuidando la puerta Dike?

Dike:- (Sonríe) No Eyone… Sólo me quedé pensando.

Eyone:- Lindo lugar para pensar.

El timbre para entrar dio aviso de que el recreo había terminado y que les tocaba enfrentar la siguiente hora de clase. En la mente de Dike sólo había miedo y preocupación. ¿Cuándo iba a estallar la bomba?

Lisiánasa seguía junto a Actea, que estaba haciendo carteles con su nombre y frases de canciones para luego pegarlos en la carpeta. Dike no dejaba de mirarlas, Euribia estaba inquieta. Se enrulaba aún más su rulo y se lo acomoda detrás de la oreja izquierda. Parecía como si supiera que pronto se desataría algo muy malo. Y era bastante perspicaz. Cuando el segundo timbre sonó, llegó Taumante al curso para pedirle una goma a su hermana. Las chicas fueron tras él para abrazarlo.

Ferusa:- Es como un gatito.

Taumante:- ¡Noooo!

Euribia:- A mi hermanita le gustas…

Taumante:- Eso es mentira.

Euribia:- (Riendo) Es cierto, me gustas a mis.

Ferusa:- No asustes al chiquito.

Taumante:- ¿Chiquito?

Como siempre, las chicas continuaron con su discusión incoherente mientras que el muchacho frunció el seño en desaprobación por el comentario de Ferusa. En un parpadeo, cuando ya era ignorado por ellas, llegó su hermana con la goma que le había pedido.

Dike:- Tomá. Es mejor que te tengan como chiquito y no un posible trozo de carne para comer.

Taumante:- (Con los ojos abiertos) ¿Me van a comer?

Dike:- (Cara a cara con su hermano) De hecho, ya lo hacen

Taumante:- (Mirando a todos lados) Tus amigas dan miedo.

Dike:- (Incorporándose) Entonces no vengas al salón.

Taumante:- (Mirando hacia abajo) No tenía alternativa.

Dike:- Ya, ya. A tu patio.

Dike sacó a su hermano dándole palmitas en la espalda mientras lo conducía por el pasillo del nivel secundario hacia el patio del primario. Taumante se detuvo en seco y aprovechó el tropiezo de su hermana para darle un beso en la mejilla.

Taumante:- Gracias.

Inmediatamente, salió corriendo con sus amigos dejando a su hermana totalmente sorprendida. Dike se tocó la mejilla. Sonrió y su mirada se suavizó, hasta que el aire se llenó de un aroma conocido y rancio, el perfume de su más intima y peor enemiga.

Galatea:- (De brazos cruzados) Un acto muy tierno el de tu her-ma-ni-to.

Dike:- (Alzando una ceja) Bien dijiste, <<mi>> hermanito.

Galatea:- Si, si. Ya quedamos bien.

Dike:- ¿Qué te trae por acá?

Galatea:- Vengo a ver el desastre desde el mejor lugar.

Dike:- ¿Qué desastre?

Galatea:- No te hagas Dike, las dos sabemos que no falta mucho para que Actea se entere.

Dike:- Entonces lo sabías.

Galate:- Obvio, lo sé todo.

<< “Lo sé todo”, por favor. ¿Pero quién se cree que es? O sea, lo sabía. Me alegro por ella, pero bien que se hizo la enojada conmigo cuando fui a hablar con Psámate, o por lo menos lo intenté… ¡Como te odio Galatea!

Lo insólito de todo esto es que tenía razón. Maldita sea. Fue al instante que se escuchó un estruendo. Ella sonrió mirando por detrás de mí. Cuando me di vuelta para ver qué la tenía tan embelesada (otra palabra robada a Taumante ^.^), Actea estaba yéndose y Lisiánasa tenía las dos manos tocándose la mejilla izquierda… No creo que le haya dado un beso… Por lo que, al ver llegar a Helimide, me di cuenta que le había pegado una cachetada o trompada. >>

Euribia se enojó con Dike, pero solo un poco. Tal vez simplemente estaba desorientada por lo acontecido. Actea y Lisiánasa fueron suspendidas por una semana al golpearse en dirección cuando fueron llevadas por la preceptora para que se arreglaran. A Euribia no le agradó que le haya ocultado lo que sabía, pero comprendió no sólo el hecho de que Dike no quiso meterse sino que también entendió del enojo hacia Actea. Ella no les había creído y las expuso en toda la escuela diciendo vaya a saber qué cosas.

Eyone:- ¿Y ahora? ¿Qué vas a hacer con Actea?

Dike:- (Acomodando el helado con una cuchara) Que primero venga a la escuela, y después veré.

Eyone:- Lisiánasa ya te pidió perdón, ahora falta Actea.

Dike:- Es cierto, pero eso no significa que yo vaya a perdonarlas.

Eyone:- ¿No perdonaste a Lisiánasa?

Dike:- No me dio tiempo. Se fue dejandóndome como una idiota con la boca abierta.

Eyone:- (Recordando) Aaah, cierto. Cuando estabas parada como estatua en el pasillo.

Dike:- Exacto.

Eyone se rascó la cabeza exageradamente con ambas manos. Ya había terminado de tomar su helado y esperaba por Dike.

Dike:- Vamos yendo, tengo que ir a casa a terminar la tarea.

Eyone:- Lo mismo digo, pero no la voy a hacer. Mañana tenemos hora libre antes de entregar la tarea.

Dike:- Oh, y seguro que la pensas hacerla en esa hora.

Eyone:- Obvio.

Dike:- Que no vaya a venir la profesora que crees que va a faltar.

Eyone la abraza mientras salen de la heladería y se topan con el aire frío del otoño. Ambos ríen mientras imaginan posibles situaciones de conflicto una vez que las dos suspendidas volvieran.    



Siguiente: Dike-Tomo II.Capitulo9: Como si nada

Autora: Ferdeimos
Revisión: Alice





Los hechos y/o personajes de la historia son ficticios, 
cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia

Nos leemos dentro de dos semanas

Bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA 3.0,
                          como se detalla en http://creativecommons.org/licens. 

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