Serie Dike ~ Completa

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Un espacio

Para agradecer a:

Alice por ser leer todo lo que escribo, por más que esté horrorosamente horrible (sobre todo con los tiempos verbales, ella saaabe).

Hachedesilencio que siempre tiene las frases precisas para los capitulos de Dike. Aunque el staff no lo sepa, gracias por hacer lo que hacen.

A mi familia por soportar todas mis locuras.

A los que leen, comentan, descargan y se dan una vuelta por acá. Perdón por el tiempo que me tomo para publicar cosas... gracias por leer!!

~ ferdeimos

miércoles, 8 de enero de 2014

CyC.I.Capitulo4: Tiempo




Capitulo 4: Tiempo

Era sábado por la mañana y Taumante estaba paseando a Timoteo por la plaza. El sol hacía brillar aún más la sonrisa del muchacho. Faltaba poco para su cumpleaños y ya sentía la felicidad recorrer su cuerpo. Esa fecha traía consigo el verano, la estación que más amaba y también los regalos. Pero no le interesaban los obsequios en sí. Él sabía que en todos sus cumpleaños recibía un libro nuevo, y tenía en mente que sus padres lo habían escuchado y comprado el título que él tanto deseaba.
Sentado en el banco, esperó a que Timoteo hiciera lo que tenía que hacer para luego recogerlo con la pala y la bolsa, y tirarlo en un tacho público. Era ferviente protector del medio ambiente y quería que su ciudad fuera la más limpia, la que diera el ejemplo a la sociedad. También sabía que era la única persona que lo hacía pero no se iba a dar por vencido.

De pronto, alzó la mirada y divisó una figura que le resultaba conocida, entrecerró los ojos como si quisiera ver más allá de lo que su capacidad visual le permitía pero no logró deducir quién era. Le intrigaba saber por qué le llamaba la atención particularmente esa figura. Pero pronto cayó en cuenta que la ropa que la persona llevaba puesta no era la usual en la ciudad. Casi nadie usaba pantalones a cuadritos con remeras negras para contrastar con el color de éstos. Prácticamente esa ropa llevaba el sello indiscutible de una sola persona, su nuevo mejor amigo, Dione.



Y su percepción no falló, era él. Llevaba consigo dos cajas que no parecían pesadas pero que resultaban incómodas para trasladar. Evidentemente, se dirigía a su casa, esa era la dirección hacia donde estaba yendo. Taumante decidió acudir en su ayuda y, de paso, saciar su curiosidad. Últimamente todo lo referido a Dione le llamaba la atención, no importaba si Dike escribía líneas y líneas de palabras en su diario, eso ya no era interesante. Era cuestión de ver a Dione con algo en la mano que ya estaba preguntando por eso.

Dione:- Son cosas que no voy a usar más.
Taumante:- ¿Por eso estábamos acomodando tu pieza?
Dione se sentó en uno de los bancos modernos de la plaza y apoyó las cajas en la grava. Taumante se detuvo enfrente de él, con la correa en mano. Timoteo estaba atento, en guardia. Sabía que su amo estaba en un estado diferente al usual, tal vez tenso o confuso.
Dione palmeó el banco para que el muchacho tomara asiento, justo a la derecha de él. Taumante salió de sus pensamientos ladeando un poco la cabeza y se ubicó donde se lo indicaba.
Timoteo, notando la distensión en su dueño, se echó en el suelo a descansar. Esto provocó una sonrisa divertida en Dione que se inclinó hacia adelante para acariciarlo.
Dione:- Es un buen perro.
Taumante:- (Orgulloso) Es el mejor. Mis papás me lo regalaron para mi cumpleaños.
Dione:- ¿Y cuándo es tu cumpleaños?
Taumante:- El 19 de Diciembre.
Dione:- (Sorprendido) ¡Ah! Ya no queda nada.
Taumante:- (Sonriendo) Siii.

Dione dejó de mirar persistentemente al chico y se volvió a Timoteo que estaba totalmente relajado pero siempre mantenía un ojo en Taumante. Era evidente la lealtad a su amo.
Dione:- Se nota que lo cuidas vos.

De forma automática Dione levantó su mano derecha, usó su dedo pulgar para propulsar a su dedo mayor y con éste le dio un golpecito en la nariz al chico que cerró los ojos instintivamente mientras se quejaba del dolor. Dione no respondió, se limitó a observar los dedos delgados de la mano del chico que seguía acariciándose la nariz, como si eso lograra que el dolor desapareciera. El resto de su cuerpo no respondía, su mente estaba en otro sitio, en otro momento. No se sentía con ánimos para sonreír, tenía muchas cosas en qué pensar y con Taumante no podía fingir, su personalidad no se lo permitía.
Taumante:- Te noto algo afligido, ¿puede ser que lo estés?
Dione:- (Sonríe negando con la cabeza) “Afligido”… Así no vas a conseguir una novia.
Taumante:- (Serio) ¡Hey! No eludas la pregunta.
Dione:- Tan directo. Cuando te vi no pensé que serías así de persistente.
Taumante:- ¿Y eso te molesta?
Dione:- Para nada.
Taumante:- Entonces, no cambies de tema y respondeme.
Había una sonrisa extraña en el rostro de Dione, le gustaba jugar con las palabras y Taumante le ofrecía un reto constante. Pero la inquietud del muchacho hizo que volviera a la realidad y su sonrisa desapareció. No quería hablar precisamente en ese momento, y menos de lo que le estaba sucediendo. Pero el chico era muy perspicaz, había descubierto su actual estado de ánimo y eso lo tenía consternado. No podía creer que fuera tan transparente y lo peor de la situación era que sólo él era capaz de ver a través de los gestos de Dione.   
Dione:- (Mirando a la nada) Voy a ser sincero Tau… Cuando terminen las clases me cambio de escuela.
Taumante:- (Inclina su cabeza sorprendido) ¿Estas triste porque te cambias de escuela?
Dione:- Algo así.
Taumante:- ¿A qué escuela? ¿O es otra cosa que un mocoso como yo no puede entender?
Dione:- (Sonríe ladeando la cabeza) Haces que olvide lo mal que me hace.
Taumante:- ¿Por qué te hace mal? ¿Qué escuela es?
Dione:- (Voltea para mirarlo) Es la escuela privada de Amox.
Taumante:- Esa escuela no es de por acá, ¿no? No la escuché nombrar.
Dione:- Es fuera de la ciudad.
Taumante:- Pero, ¿cómo vas a hacer con el viaje? ¿No va a ser muy molesto y caro?
Dione:- Esa es la parte triste. Me voy a mudar durante todo el secundario.
Taumante:- (Sorprendido) ¡¿Qué?!
Dione:- Es un secreto Tau, sos el primero que lo sabe. Me voy a mudar durante cuatro años para estudiar.

Taumante:- (Con la mirada baja) Pero… eso me hace triste a mi también… ¿no nos vamos a poder juntar más?
Dione:- No te pongas mal Tau. Voy a venir de vez en cuando. Además que nos podemos seguir escribiendo por correo.
Sus palabras tenían algo de promesa implícita, pero el muchacho no era precisamente el típico chico que no entendía las cosas. Era muy raro que algo se le escapara. Taumante movió la cabeza y frunció el ceño, como si hubiese recordado algo desagradable. Dione comprendió el gesto y esperó a que hablara.
Taumante:- Sabes que no tengo internet en casa... Además no es suficiente.
Dione:- (Apoyando el brazo atrás del banco) Está mi ciber y vos sos mi cliente especial que no paga.
Taumante:- (Pellizcandose el pómulo izquierdo) Pero no va a ser lo mismo.
Dione:- Lo sé. Pero lo necesito.
Ambos se miraron, sabían que la distancia iba a ser complicada para la amistad, no se iban a poder juntar seguido, si es que lo harían, no podrían tener cosas en común de las cuales hablar al siguiente día. Vivir a la distancia sólo los separaría más y eso tenía a Taumante preocupado. Por fin había encontrado un amigo con quién hablar de las cosas que le gustaban, por fin se sentía a gusto con alguien.
Taumante:- ¿Es por Dike?
Dione abrió los ojos, se lo quedó mirando unos segundos más de la cuenta. El chico había revelado una pregunta bastante comprometedora. Dione comprendió que ya era hora de aclarar la situación. Tenía que abrirse y no mantener el dolor interno por más tiempo. Taumante quería respuestas, parecía estar preparado para escuchar y, tal vez, comprender. Así que, como solía hacer le revolvió el pelo y se puso de pie. Taumante lo observó levantarse. Dione sacó de su bolsillo un llavero con forma de bola de villar rayada y colorada con el número quince y se lo entregó al chico. Sin pensarlo lo tomó y comprendió que iban a seguir la conversación en la casa de él. Esas cajas tenían que estar guardadas.
Taumante:- ¿Son cosas del ciber?
Dione:- Si.
Taumante:- ¿Quién se va a quedar a cargo?
Dione:- Nunca se acaban las preguntas, ¿no?
Taumante:- Es para conocernos mejor.
Al no recibir una respuesta inmediata, Taumante levantó la cabeza hacia él para apresurarlo y notó que lo estaba observando de reojo y sonriendo.  Esto hizo que el chico sonriera y que Dione frunciera el ceño. No le gustó haber sido descubierto en sus breves instantes donde espiaba al chico.
Cuando llegaron a la casa, Taumante usó la única llave del llavero para abrir la puerta, no sin antes haber preguntado si habría problema en entrar con Timoteo.  Dione negó con su cabeza sonriendo por lo cortés que resultaba ser el chico. Era completamente diferente a su hermana. Por más que tenían el mismo aire jovial, Dike entraba en cualquier lugar sonriendo, sin pensar si molestaba o no.
Luego de haber dejado las cajas donde había otras más apiladas, cerca de la puerta de su habitación, Dione se adentró al baño invitando al muchacho a lavarse las manos junto a él. Pero Taumante estaba nuevamente petrificado, se quedó pensativo delante del montón de cajas. Era evidente que hacía mucho tiempo que había tomado la decisión y eso le molestaba al muchacho, ¿no eran amigos? ¿Por qué él no sabía nada?
Dione sopló en la oreja del muchacho riéndose de la reacción. Había saltado hacia el otro extremo del pasillo a la vez que, de su boca, salió un sonido muy poco varonil.

Taumante:- (Tapándose la oreja) No es gracioso Dione.
Mientras Dione no podía contener su risa, ingresó a su pieza e invitó al muchacho a entrar. Estaba vacía, ya no estaban los discos, ni la computadora, ni la repisa con libros.
Taumante:- (Mirando el piso) ¿Esa <<cosa>> no te la pensas llevar?
Dione:- ¿Qué? ¿La alfombra?
Taumante:- Si esa <<cosa>>…
Timoteo siguió el dedo de su amo cuando señaló con odio la alfombra de arpillera que la madre de Dione había decorado a mano con lanas de diferentes colores y se acostó sobre ella.
Dione:- (Mirándo al perro) Parece que a Timoteo no le desagrada.
Taumante:- (Se cruza de brazos) Él no se tropieza con ella.
Dione:- (Divertido) Parece que el perro es menos torpe que su amo.
Taumante entrecerró los ojos tratando de fulminar al engreído que tenía en frente pero no lo logró. Dione ladeó la cabeza, puso los ojos en blanco y se sentó en la cama, que todavía conservaba el cobertor verde musgo.
Taumante:- ¿Ahora vas a contarme?  
Dione levantó la mirada hacia el chico, no se había olvidado de la charla en la plaza, era tan insoportablemente insistente.
Dione:- Hace mucho tuve que haberte dicho esto, pero no estaba seguro de tu reacción. Lo que pienso puede ofenderte.
Taumante:- Puede, pero no lo vamos a saber si no me lo decis.
Dione:- Ay, Taumante, ¿qué voy a hacer con vos?
Taumante:- Decirme la verdad.
Dione:- La verdad es relativa.
Taumante:- ¿Vas a contarme o vas a seguir evadiendo?
Dione suspiró. El muchacho estaba atrevido e incisivo, no lo iba a dejar en paz. Pero ¿qué era lo que quería escuchar? ¿Qué era lo que le podría llegar a decir para que se conformara? ¿Cuánto estaba dispuesto a contar?
Dione:- Antes que nada quiero aclarar algo. Eso de que yo no quiero que Dike se entere que estás conmigo no es capricho. Sé que te tiene intrigado y sólo lo voy a decir una única vez.  Ella no es nada para mí.
Taumante abrió la boca con la intención de decir algo, más específicamente de preguntar algo, pero Dione lo detuvo con la mirada. Tenía que terminar lo que estaba diciendo, era una idea compleja para un chico de diez años y tenía que ser lo más explicativo posible.
Dione:- Mis sentimientos por ella se esfumaron hace tiempo y no quiero que intervenga más en vida, ni yo en la de ella.
Taumante:- ¿No la querés ver más?
Dione:- (Sin perder contacto visual con Taumante) Hasta que ella no entienda que no va a pasar nada entre nosotros, no la voy a poder ver más. Es por su bien.
Taumante:- ¿Ella te dijo que gustaba de vos?
Dione:- (Cierra los ojos) Mmmm.
Taumante:- Entonces la estás juzgando.
Dione:- (Abre los ojos) No.
Taumante:- Me estas ocultando algo, ese gesto te delató.
Dione:- (Cierra los ojos) Mmmm.
Taumante:- “Mmmm” no es una respuesta válida y cerrar los ojos no va a hacer que desaparezca.
Dione:- (Abre los ojos) Lástima.
Taumante:- ¿Cómo?
Dione:- (Ladea la cabeza) Y ahora es cuando te ofendo.
Taumante:- Mientras esquives las respuestas…
Dione:- No puedo decirte todo lo que pasa. No soy quién para decirlo.
Taumante:- No entiendo, ¿qué es lo que no puedo saber? ¿Pasó algo entre Dike y vos?
Dione:- Se nota que hace mucho que no lees el diario de tu hermana.
Taumante:- (Mirando hacia otro lado) Surgieron cosas más interesantes.
Dione:- Sería bueno que lo hicieras, para actualizarte y enterarte de lo que realmente siente por mí. O lo que pasó entre nosotros.
Taumante:- (Mirándolo directamente) ¿Por qué no me lo podes decir vos?   
Dione:- ¿Me creerías?
Taumante:- No sé, tal vez…
El chico se pellizcó la mejilla izquierda mientras caminaba de un lugar a otro con pasos cortos. Estaba nervioso, su cabeza estaba trabajando al ciento por ciento. No quería saber qué era lo que había pasado entre su hermana y su amigo pero tampoco quería quedarse con la intriga. Temía por la imagen que tenía de Dike. ¿Y si leía algo que no era pertinente? Evidentemente, leer el diario de su hermana no era pertinente, eso lo tenía bien en claro, pero ahora estaba en juego su amistad con Dione.
Dione:- Esa no es una respuesta que haga que te lo comente.
Taumante:- Ya lo sé, pero no me podés hacer esto.
Dione:- No me pongas a prueba Tau. Es mejor que lo averigües por tu cuenta.
Taumante:- ¿Vas a estar toda la tarde misterioso o vas a darme alguna respuesta a lo que pregunte?
Dione:- (Sonríe pícaramente) Depende de las preguntas que hagas.
Taumante:- Esta bien, de a poco… Entonces ¿por qué necesitas irte? Lo dijiste.
Dione:- Necesito irme porque es la única escuela que tiene la orientación que quiero seguir.
La tristeza en Taumante se hacía notar con cada suspiro, con cada parpadeo. Era visible su disgusto.  Algo no estaba funcionando bien en su realidad. Dione palmeó la cama indicándole que se acercara junto a él. Antes de poder sentarse, lo tiró del brazo y comenzó a hacerle cosquillas para cambiar el ambiente. Y lo consiguió fácilmente, Taumante estaba delirando de la risa y a punto de llorar.
Luego de unos minutos, cuando notó que el tono del chico se volvía hostil, cesó con las cosquillas y se acostó apoyado sobre su brazo izquierdo observando al colorado y lloroso Taumante, que se secaba las lágrimas con sus dedos.
Dione:- Contame del club. ¿Cómo te está yendo? ¿Decidiste entrar al torneo?
Taumante:- (Acostado boca arriba) Hice un nuevo amigo, se llama Levo, tiene dos años más que yo y es muy bueno conmigo. Me ayuda siempre que lo necesito.
Dione:- ¿En qué te ayuda?
Taumante:- En cosas del club. A veces no sé qué tengo que hacer o qué llevar.
Dione:- Un mocoso despistado resultaste ser.
Taumante se enojó e intentó levantarse, pero Dione lo volvió a acostar en la cama con una sola mano y sonriendo burlonamente.
Dione:- No niegues lo que sos.
Taumante se cruzó de brazos haciendo puchero, mirando hacia la pared opuesta a Dione, cuyos ojos lo observaban intensamente.
Taumante:- Levo no me dice mocoso.
Dione:- (Sonriendo) Primero, él no te dice mocoso porque no puede hacerlo, él es un mocoso también.
Taumante:- (Volviéndose para responderle) Eso es ment...
Dione le tapó la boca con su dedo interrumpiendo la frase del muchacho, estaba cansado o tal vez molesto, no podía distinguirlo en ese momento. Estaban muy cerca el uno del otro como para poder evitar mirarse.
Dione:- Y segundo, nunca nombres a otro mientras estemos en mi pieza.
Taumante quería responderle pero sintió arder la piel donde Dione lo había tocado, tenía la urgencia de salir corriendo, pero estaba siendo retenido por alguna fuerza misteriosa que no le permitía moverse. Sus ojos se encontraron a la vez. Vio en la mirada de Dione un destello de tristeza.
Taumante:- ¿Qué pasa Dione? ¿Hay algo que te molesta?
Dione:- Hasta que me vaya, me gustaría pasar el tiempo contigo, si es posible.
Taumante sonrió, él también quería pasar tiempo con su amigo. Dione tenía mucho que  contarle pero notaba que se estaba conteniendo. Y ¿qué es eso que no puede decirle? ¿Qué hizo Dike? Hace tanto que estaba entretenido con Dione que olvidó su hobby favorito, leer el diario de su hermana.


Autora: ferdeimos
Revisión: Alice
Fotografía: J. C. González.



Los hechos y/o personajes de la historia son ficticios, 
cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia


Nos vemos lueguito...


Bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA 3.0,
 como se detalla en http://creativecommons.org/licens. 

1 comentario:

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