Serie Dike ~ Completa

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Un espacio

Para agradecer a:

Alice por ser leer todo lo que escribo, por más que esté horrorosamente horrible (sobre todo con los tiempos verbales, ella saaabe).

Hachedesilencio que siempre tiene las frases precisas para los capitulos de Dike. Aunque el staff no lo sepa, gracias por hacer lo que hacen.

A mi familia por soportar todas mis locuras.

A los que leen, comentan, descargan y se dan una vuelta por acá. Perdón por el tiempo que me tomo para publicar cosas... gracias por leer!!

~ ferdeimos

viernes, 3 de enero de 2014

Dike-Tomo II.Capitulo7: Mi problema



Capitulo 7: Mi problema


<< Todavía no lo puedo creer, hasta mi mamá se sorprendió, no toqué ni un raviol… y eso que adoro las pastas y más cuando tienen muuucho queso. Pero es que no logro entender lo que Psámate me dijo hace apenas una hora. ¿Será cierto? ¿Ceto gusta de mí? Es que no es posible que pase esto, no soy de esas chicas por las que los chicos se dan vuelta al pasar, nadie suspira por mí.

Tampoco quiero hacerme la cabeza imaginando que tengo dos pretendiente. Nereo está desaparecido de mi vida y Ceto… lo odio, dejó a Euribia porque le gustaba otra chica y ahora resulta que ese misterio fue resuelto, supuestamente esa chica soy yo. Y eso me pone mal. ¿Cómo lo voy a ver a la cara? ¿Cómo me voy a enfrentar a Eu? O sea, tampoco él se confesó, fue algo que su hermano dijo al aire. Podría hacer como que nunca lo escuché o que, como dijo Psámate, tengo que revisarme lo oídos porque escucho mal… sí, eso, debí haber escuchado mal… Aunque se perfectamente que dijo “Bien”, escuché malditamente bien… Justo hoy tenían que funcionar bien el maldito sentido del sonido… maldito… maldito Ceto, maldito Psámate… maldita yo y mi maldito cerebro…

Todavía me gusta Dione, aunque no sé nada de él. Dejó de escribirme de un día para el otro, voy al ciber por si acaso me envía algún correo, pero no, nada. Está desaparecido… ¿Seguirá hablando con Taumante? Ese chiquito está misterioso… ¿y si reviso el correo de mi hermano? Tendría que saber su contraseña, pero dudo que sea complicada, seguro que debe estar relacionada con alguna banda de esa música asquerosa que escucha… Desde hace tiempo que está obsesionado con los Guns & Roses, una y otra vez suena el mismo disco, particularmente un tema… que ni idea de cómo se llama, ya se lo voy a preguntar… Tengo que aprender inglés, ignorante a más no poder… ¿Será que Taumante sabe inglés? Me estoy pegando un tiro si el chiquito sabe más que yo. Estoy perdiendo mi tiempo con estupideces… ¿Cómo hace para tener tanto tiempo para aprender? ¿Qué pretende ser? ¿Doctor? ¿Astronauta? ¿Qué onda? Que se deje de leer y que viva más la vida…

Bueno, tampoco vivir la vida es esto que hago yo. No puedo estar siempre pensando en el amor, enamorarme de alguien, que alguien guste de mí… Me hizo mal estar con Nereo, me hizo conocer algo de lo cual estaba ajena, y me gustó. Extraño andar de la mano, sonreír por cualquier cosa, por más estúpida que sea, si estaba con él, era graciosa. Mis labios extrañan la húmeda sensación de ser rosados por otros… ¡Quiero un novio ya!

Y hablando de novio… tengo una vaga sensación no muy buena dentro de mí. Cuando salía con Nereo, me gustaba su primo (me gusta aún) y ahora que sé que Ceto gusta de mí, me gusta su hermano… ¿Qué significa esto? ¿Soy una infiel crónica de pensamiento? Si saliera con Ceto, ¿me gustaría más su hermano? No quiero pensar más, pero da para hacerlo. Lo que me llevó a romper con Nereo, además de la idiotez que se mandó, es que ya no quería estar con él. No quise arreglar las cosas porque ya no estaba enamorada de él… Me gustaba Dione, y ya no podía hacer nada… ¿Me gustará lo prohibido? Esto me está llevando a cosas no buenas… un lugar oscuro del ser humano, infidelidad… y no quiero eso… Tal vez tengo que buscarme a alguien que no tenga a nadie en este mundo, ni siquiera un amigo, nada. Tiene que estar solo para que yo sólo guste de él, que no tenga un familiar extraordinariamente hermoso como Dione o extraordinariamente peligroso como Psámate…  

Dione es inteligente, educado, tiene una mirada intensa y estructurada, una sonrisa que te hace estremecer los músculos del estómago…  postura serena y fría… tan calculador… Realmente es muy atractivo y tiene buen sentido de moda, se viste tan bien, me da envidia. Siempre con esos pantalones con cuadros o rayados, con sus dos típicos colores,  rojizo y negro; sus remeras rockeras, sus cadenas y ese encantador arito en su oreja derecha… Es perfecto…

Y yo que quería olvidarme de él, el corazón me está latiendo de prisa y no lo puedo detener. Ningún otro chico me había impactado tanto como Dione, y no sé por qué… de sólo pensar que trabajé para él, que dormí en su casa, que me curó las heridas de la pelea con Galatea… estúpida tarde fue esa… no sé por qué reaccioné de esa forma, tan irracional.

Recuerdo tan bien esa tarde… Dione me llevó hasta su casa para sanar los pocos rasguños que Galatea había infringido en mi rostro. Él no quería que mis padres me vieran así, estaba despeinada, con la ropa desarreglada y con la cara un poco sucia. Mi corazón había recuperado su ritmo habitual. Había podido recuperar la respiración normal.

Durante el camino repasaba mentalmente lo que había pasado esa tarde, dejé a Nereo, cité a Galatea en la plaza para luego golpearla fuertemente, llegó Dione pacíficamente con la intención de aplacar la pelea  y terminó siendo golpeado por su primo…

Le pedí perdón y sentí un escalofrío recorriéndome la espalda. Sabía que había perdido toda esperanza de poder gustarle. A Dione nunca le gustaron las peleas y menos si involucraban a chicas.

Él se limitó a caminar, sin decir nada, con la cara tensa. Nunca lo había visto así. Es tan seguro de sí mismo. Cómo alguien puede recibir un golpe directo en la cara y no estar adolorido. Su rostro no reflejaba malestar y eso me hacía enojar más, ¿es una divinidad? Seguramente, Nereo golpea como una nena… eso era más probable.

Habíamos llegado a su casa muy rápido, todavía tenía ganas de quedarme entre sus brazos. Eran tan cálidos, tan fuertes y seguros. Abrió la puerta sabiendo que no había nadie que nos interrumpiera. Me dejó pasar. Me hizo sentar en la silla del comedor y se dirigió, supuse yo, al baño a buscar el botiquín, porque eso fue lo que trajo. Con sus dedos largos y finos, tomó algodón y lo desprendió del montón. Levantó la mirada, por primera vez me miró a los ojos. No lo había hecho en todo el día desde que llegó a la plaza. Debió de estar muy sorprendido por mi escenita deplorable.

Me dijo que me fuera a lavar car, pronunciando mi nombre con un tono tan triste y autoritario. Me rompía el corazón de solo escucharlo y ahora que lo recuerdo, me lo vuelve a destrozar. Qué patética.

Fui al baño, no me costó encontrarlo, ya estaba preparado para mí, la puerta abierta y la luz encendida, faltaba un cartel luminoso que dijera “Aquí”. No había forma de perderse.

Regresé con la cara limpia y olor a la toalla de Dione, de la familia de Dione. No podía estar pensando en esas estupideces en ese momento, él ya no me vería como posible novia, ya no había esperanzas.  Pero a veces las personas no logran comprender bien las cosas, saben qué es lo que pasará si toman la decisión, pero igual optan por ella. Y yo hice eso, sabía que no había ni una posible esperanza que Dione me correspondiera, pero igual actué.

Cuando él acercó el algodón con alguna sustancia en ella, lo tomé por sorpresa de la muñeca derecha, con la que sostenía el algodón, y lo acerqué a mí muy rápido. Dione tenía los ojos bien abiertos, como dos caramelos de dulce de leche rellenos. Yo estaba agotada, rendida por la pelea con Galatea y por saber cuál sería la respuesta de él.

“No, Dike”, me dijo mirándome nervioso, pero no se apartó. Supuse, en ese momento, que él quería que lo hiciera, lo que sabía que estaba a punto de hacer. Él quería probar cómo era besarme. Y no dejé que se alejara, tomé coraje, mucho coraje y lo besé. Cerró los ojos, qué hermoso momento. Mi corazón volvía a latir desaforadamente. Casi me daba un infarto. Todo me daba vueltas. Era consciente que no nos quedaba mucho tiempo, pronto tendríamos que separarnos para poder respirar.    

En voz baja volvió a repetir las mismas palabras, “No, Dike”. ¿Qué me quería decir? ¿No le gustó el beso? ¿Pensó que iba a ser otra cosa? Por un momento creo que iba darme alguna explicación, algún rastro de su inexplicable respuesta, pero no lo hizo. Sus labios se arrugaron formando una línea y no dejaba de mirarme fijamente.

Finalmente se apartó, me dijo que me marchara y me dejó espacio para respirar, lejos de su aroma seductor y varonil.

Claro que tenía que irme, tenía que pensar, poner mis ideas en orden. Pero no podía apartar los ojos de su boca recién lamida por su lengua que saboreó mi sabor en ella. No podía moverme. Algo me retenía. Estaba cautivada por los labios de Dione, los quería otra vez sobre los míos.

Cerró los ojos, su respiración tampoco era normal, por lo que me sentí aliviada de no ser la única afectada. Cuando los abrió cambió totalmente su mirada. Ya no estaba confundido, otra vez estaba serio, observándome cada vez más intensamente. ¿Buscaba algo en mi cabeza? Creo que todo estaba dicho. Pero, por si acaso, y para embarrarla más, le dije lo que sentía. Le dije que me gustaba y eso fue el final. Frunció el ceño y movió la cabeza en señal de negación. Se acercó a mí y pasó de largo, hasta la puerta y la abrió. Susurrando,  pero determinado, me pidió que me marchara. Su decisión era ineludible.

¿Repitió dos veces cada cosa que dijo? “No, Dike” y “Tenes que irte Dike”  ¿A qué vino todo esto? Paralizada y débil, traté de moverme pero mis pies no se movían. No quería hacerlo. Había arruinado nuestra relación, pero él también me había besado, él también lo había arruinado.

Observó mi reacción todo el tiempo que me quedé parada. Malinterpreté todo. Tenía que irme. Todas esas vanas ilusiones, vagas e incoherentes esperanzas, se habían esfumado. Él no gustaba de mí.

Crucé rápidamente la puerta, consciente de que Dione me seguía con la mirada. Noté que intentó decir algo, pero cerró la boca. Listo, necesitaba abrazar a mi orgullo y volverlo a rearmar…

Que tarde nefasta… Que mal que la pasé. ¿Algo más podría pasarme? Claro que no, tampoco soy parte de una novela dramática… Volví a mi casa, me abracé a mí misma y lloré hasta quedarme dormida.    


Lo tengo que olvidar, fue una experiencia dolorosamente interesante. No le voy a dar más vueltas al asunto. Lo tengo que dejar pasar, reprimir la voz de adentro que necesita hablar con él para asegurarse que está todo bien, que lo hecho quedó atrás. Eso me reconfortaría. >>



Autora: Ferdeimos
Revisión: Alice





Los hechos y/o personajes de la historia son ficticios, 
cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia

Nos leemos dentro de dos semanas

Bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA 3.0,
                          como se detalla en http://creativecommons.org/licens. 

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