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Un espacio

Para agradecer a:

Alice por ser leer todo lo que escribo, por más que esté horrorosamente horrible (sobre todo con los tiempos verbales, ella saaabe).

Hachedesilencio que siempre tiene las frases precisas para los capitulos de Dike. Aunque el staff no lo sepa, gracias por hacer lo que hacen.

A mi familia por soportar todas mis locuras.

A los que leen, comentan, descargan y se dan una vuelta por acá. Perdón por el tiempo que me tomo para publicar cosas... gracias por leer!!

~ ferdeimos

jueves, 24 de abril de 2014

Dike-Tomo II.Capitulo12: Los demás



¡Me había olvidado que tenía un capitulo más escrito de Dike! Les dejos la continuación de este segundo tomo... Pronto me sentaré a convertir el tomo de CyC a Epub y empezar a escribir el segundo tomo :)


Capitulo 12: Los demás

<< Hace una semana que estamos saliendo con Ceto. Estoy feliz. Si tengo que resumir en una sola palabra lo que siento, es eso. Feliz. El beso que nos dimos, nuestro primer beso, todavía lo siento en mis labios cada vez que pienso en él. Y claro, es todo el tiempo. No es que me guste comparar a la gente, tampoco tengo una extensa experiencia, pero nada de lo que viví con Nereo se compara con lo que estoy pasando con Ceto. Él es tan distinto. No tenía idea de que podía afectarme tanto. Cada palabra, cada silencio, cada acción, cada no acción. Todo de él me mantiene en movimiento. Soy de esas chicas que tienen la autoestima muy bajo, y él hace que todas mis nubes negras desaparezcan.

Sus ojos son dulces y cálidos. Huele de maravillas. Me relaja su calidez tranquilizadora, me hipnotiza como si estuviera escuchando una y otra vez << Body Electrict >> de Lana del Rey. Me encanta sentir sus dedos cuando nos tomamos de las manos, que lamentablemente no podemos hacer seguido debido a que lo nuestro es prohibido. Nadie puede saber que estamos saliendo, que nos queremos. Creo que Psámate lo sabe, lo supo desde que me dijo que su hermano gustaba de mí. Obvio que no le creí, pero ahora es tan real.

Todo es mágico y hermoso. Estoy súper enamorada o, como diría la estúpida de Actea, << súper enganchada >>. Ya pasó una semana desde que Ceto se quedó a dormir en casa. Cada vez que tenemos la oportunidad de vernos, como corresponde, me agradece por haberlo salvado de Euribia. La nombro y ya me siento mal. Sé que cuando todo esto salga a la luz no voy a quedar muy bien. Ahora que las cosas están yendo tan bien en la escuela no quisiera que nadie me odiara o hablara mal de mí. O sea, lo reconozco, estoy haciendo las cosas mal. Voy a lastimar a Euribia, Lisiánasa va a odiarme porque él me eligió a mí y no a ella. No sé cómo lo tomará Nereo. El no está haciendo nada porque sabe que estoy supuestamente sola, pero no sé qué pasará si le llegara el comentario. Y Nereo me lleva directo a Dione. Desde la última vez que me escribió, no dio señales de vida. ¿Qué quería? O sea, yo también me olvidé de escribirle por correo, pero él era el que parecía interesado. ¡Bah! YA NO ME IMPORTA. ¡Estoy con Ceto! ¡Soy la chica más feliz del mundo!

A todo esto, me viene a la mente mi hermano. Me acuerdo que él me molestaba bastante cuando salía con Nereo. Creo que está creciendo. O tampoco él lo descubrió. Es muy ingenuo.

Todo el tiempo estoy en otro mundo, pensando Ceto, en lo que me dijo, en lo que tuvimos que hacer para deshacernos de los demás y estar juntos. Las escapadas al patio de atrás de la escuela para besarnos y saborearnos. Él me está enseñando mucho. Desde ya, ya no me da vergüenza que me toquen. Creo que la seguridad que él me transmite es tan poderosa que logra hacer que no tema a nada. Haría lo que fuera por él y él por mí… Es él, él y él. Todo gira alrededor de él. No sé si es lo mismo para él, pero yo siento que sí.

Tengo que tratar de no invadirte con cosas de él. Tal vez me lleve todas las hojas que tenes para describir lo que me pasa. Así que mejor te hablo del entrenamiento de patinaje con las chicas. Ya sólo faltan tres semanas para que comiencen las vacaciones de invierno. Hoy sábado, vamos a juntarnos para practicar. Voy a ir con Ceto, él insistió en que quería ir. Pobrecito. Los fines de semana son para nosotros y yo ahora lo tengo que ocupar con estas cosas. Todo porque a Ferusa se le ocurrió ir a la inauguración del club. Todo bien, pero eso quedó atrás. Ahora estoy con Ceto y quiero disfrutarlo. De todas maneras, me acompaña hasta la última cuadra. Va a ser triste separarnos, pero no podemos despertar sospechas. Por lo menos, no tan seguido.

Bueno, mi mamá me acaba de llamar para comer. Me levanté temprano sólo para hacer las tareas que me mandaron en la escuela y poder tener la tarde libre para ir a practicar. Te dejo. Un beso, no tan romántico como tengo con Ceto ;-) Dike. >>     

Ceto:- Nos vemos mañana .

Dike:- Ya quiero que sea mañana.  

Ceto:- (Ríe) Igual yo. Ya quiero verte.

Ambos se despidieron con un gran beso, a una cuadra del punto de encuentro con las chicas. Les costó mucho separarse pero ella estaba llegando tarde. Ceto la tomó de las trenzas en forma de espiga y la besó tiernamente, primero en la frente y luego en la boca.

Dike:- (Mirando a todos lados con los ojos bien abiertos) ¿Y Lisiánasa?

Ferusa:- No sé. De todas formas llegaste tarde. Pensé que no iban a venir.

Dike:- Surgieron cosas.

Ferusa:- Qué misteriosa… ¿qué pasó?

Dike:- ¿Qué vamos a hacer si no viene? Dejé cosas importantes para venir.

Ferusa:- Bueno Dike, tranquilízate. No te la agarres conmigo. ¿Qué te pasó? No sos de llegar tarde.

Dike:- Tal vez me cansé de ser la que siempre llega temprano, dejando cosas que el resto sigue haciendo cuando llega tarde.

Ferusa:- Perdón. Yo soy una de las que llega tarde.

Dike:- ¿Querés que vayamos a comprar las cosas? Lisiánasa va a tardar o tal vez ni venga.

Ferusa sonrió, no había nada más esperado para ella que ir a hacer compras. Los padres de las chicas estaban de acuerdo con que hagan actividades extraescolares tan productivas como esta. Ellos también amaban al club de la ciudad y aceptaron darles dinero para que lo gastaran en lo que precisaran.

Ferusa:- (Caminando) Hace falta una casa de deporte. No podemos comprar cualquier tipo de ropa.

Dike:- Creo que, para lo que tenemos pensado hacer, está bien. No voy a comprar ropa de verdad si después no voy a seguir practicando patín.

Ferusa:- (Suspira) Tenes razón.

Dike:- Vamos por unas calzas, polleras y remeras.

Ferusa:- ¿Pueden ser tableadas?

Dike:- ¿Por qué no?

Ferusa:- ¡Ay, qué emoción!

Dike:- Ferusa, más allá de la ropa que usemos, lo importante es que patinemos bien. Y a este paso, con la poca responsabilidad que está teniendo Lisiánasa, no vamos a avanzar mucho.

Ferusa:- Si, si, lo sé. ¿Qué querés que haga?

Dike:- Yo no quiero ser la que mande acá, así que como vos propusiste esto, vos te vas a encargar de pone los puntos.

Estaba nublado, aparentaban ser las siete de la tarde cuando en realidad eran las cuatro, así que las luces del centro comercial estaban prendidas. Las chicas ingresaron a un local de ropa y revisaron todas las prendas hasta encontrar las que más les gustaran. Dike era la que estaba más comprometida o apurada por terminar con la búsqueda, quería marcharse y regresar a su casa para que ya se hiciera el día siguiente. En cambio, Ferusa estaba mirando, como una compradora compulsiva, ropa por ropa. Sus ojos reflejaban alegría. Amaba ir de compras.

Dike:- ¿Podrías concentrarte? Bastante que me tuve que deshacer de la vendedora para que no nos retrasara y vos estas mirando cualquiera.

Ferusa:- Es que pronto se acerca mi cumpleaños. Y realmente quiero estar hermosa ese día.

Dike:- Cieeerrrto. Sos la primera en cumplir los 15.

Ferusa:- La mayorcita.

Las chicas rieron. Luego de un rato, Dike divisó tres remeras azules con una sola manga dejando descubierto un hombro. Parecían perfectas, pero luego pensó que, si iban a realizar algún salto, no quería que se incomodaran por si las mismas se levantaban, así que decidió solamente comprar las polleras.

Ferusa:- Entonces vamos a ir a una casa de deporte.

Dike:- Si. Aunque todo salga más caro. Necesitamos  ropa que nos hagan sentir seguras, que no nos fallen a la hora de realizar los saltos.

Ferusa:- Entonces las polleras tampoco van a servir. Se pueden caer. Y no quiero.

Dike asintió con la cabeza. Su amiga tenía razón. Así que se fueron sin ninguna prenda, después de haber revuelto de pies a cabeza todo un local de ropa. Se dirigieron a la primera casa de deporte que encontraron y seleccionaron mallas azules manteniendo el estilo de las primeras remeras que Dike había seleccionado y polleras tableadas del mismo color que la maya. No pudieron comprar las calzas porque ya el presupuesto original no les alcanzaba.

Ferusa:- (Saliendo del local) La ropa de deporte es muy cara.

Dike:- Y eso que nos faltan los patines. Eso va a ser más caro aún.

Ferusa:- Podemos pedirle al club que nos preste.

Dike:- (Dudó) No sé… Tendremos que probarlos para ver si nos quedan bien o necesitamos nuevos que nos calcen justo.

Ferusa:- Bueno, ¿qué estamos esperando?

Dike:- Creo que algún llamado de Lisiánasa, pero nada – miró su celular -. Y eso que le di mi celular para que se comunicara. ¿Tanto le cuesta un mensaje?

Ferusa:- Bueno, no te enojes.

Dike:- Es que empezamos mal, Ferusa.

El clima no era precisamente el ideal para reunirse pero, de todas formas, volvieron al lugar donde se iban a encontrar y divisaron a Lisiánasa sentada. Comenzó a llover y esto impidió que Ferusa pudiera poner en práctica todo el discurso de responsabilidad que Dike le había dicho que le dijera a la impuntual tercer compañera.

Con la lluvia recién comenzada, el clima húmedo y las pocas ganas de Dike en ir a practicar, las chicas decidieron ir al club para chequear los patines. Lisiánasa llevaba los suyos, parecía que practicaba desde hace tiempo produciendo un poco de temor en las otras dos que hace tiempo no pisaban una pista.

Dike:- Tuvimos suerte de que nos entraran los patines.

Ferusa:- Tenemos suerte porque somos un grupo de suerte. Además ahora podemos usar la pista del club. Ellos quieren la presentación, que nos sedan el lugar, ¡carajo!

Dike:- Hoy podemos entrar en calor. Conocer la pista, conocernos a nosotras como patinadoras y tratar de poder seguir la música.

Lisiánasa:- Yo tengo un buen oído para sentir la música.

Ferusa:- Cómo odiaba eso. Yo solo quería patinar, no seguir la música.

Dike:- Bueno, hoy vas a hacer lo que quieras, pero vamos a tener que decidir qué vamos a hacer la noche de la inauguración, si patinaje libre, figuras, danza, patinaje sincronizado, show o in-line. Aunque creo que el in-line no nos conviene.

Ferusa:- ¿Por qué? Yo no escuché de ese.

Lisiánasa:- Me imagino que sí sabes del patinaje libre.

Ferusa:- Si, lo sé.

Lisiánasa:- Bueno, es lo mismo, mismos elementos, mismas reglas y puntuación. Lo que cambia es el tipo de patín. O sea, pueden tener tres o cuatro ruedas y un solo freno en la parte anterior del patín.

Ferusa:- Este… Bueno, no. Mejor hagamos lo que sabemos hacer. No quiero pasar papelones.

Lisiánasa:- Ya lo estás haciendo.

Dike:- ¿Vamos a pelear? Yo tengo cosas que hacer. Así que se van a patinar y se dejan de joder.

Ferusa:- Está bien, pero

Dike:- Sin peros. ¿Queremos formar un grupo? Bueno, dejen de lado las diferencias.

Ferusa:- Ay, si, si, si.

Las chicas comenzaron a patinar. Dike comenzó realizando un trazado circular, intercalando giros y maniobras. Ferusa practicó saltos, giros y trabajo de pie. Aunque las chicas patinaban con gran entusiasmo, se percataron que Lisiánasa simplemente las miraba. Ella era la que practicaba más seguido y quería encontrar los puntos fuertes y débiles de sus compañeras para trazar una gran presentación.

Lisiánasa:- Escuchen, las dos.

Las chicas se detuvieron al escuchar las palabras de su compañera, sabían que algo estaban haciendo mal. Lisiánasa las estaba observando con un rostro torcido y con una línea fina trazada en su boca.

Lisiánasa:- Ambas tienen técnica, concentración y un poco de buen mantenimiento físico. Necesito que me muestren lo que mejor les sale así puedo armar lo que vamos a hacer para la presentación.

Ferusa:- ¿Y quién te dijo que vos la podías armar?

Lisiánasa:- Necesito que mantenga un equilibrio entre la estatura y su peso corporal. Recuerden que el patín es una disciplina que necesita de equilibrio para la ejecución de los ejercicios.

Dike:- Con nuestras estaturas vamos a estar bien. Pero es cierto, tenemos que balancear todo, por lo menos hasta la presentación.

Ferusa:- (Miró a Dike) ¿Quién es ella para mandarnos?

Dike:- ¡Ferusa!, Lisiánasa nos está dando su opinión. Es claro que ella patina mucho mejor que nosotras que lo dejamos hace tiempo. No podemos pretender ser como éramos antes.

Ferusa:- Pero yo no quiero que ella me mande. No después de lo que hizo.

Lisiánasa:- (De brazos cruzados) Acá no hay nadie que no tenga nada de qué arrepentirse. Todas tenemos un secreto.

Ferusa:- (Confundida) ¿Qué?

Dike:- Creo que nos estamos yendo de tema.

Ferusa:- Pero yo no tengo nada que ocultar, no sé de qué estás hablando Lisiánasa. 

Lisiánasa:- ¿Patinan o nos vamos?

Dike:- Patinamos, por favor Ferusa.

Ferusa continúo sorprendida por esa extraña conversación y se dejó llevar, por el brazo de Dike, a la pista. Mientras seguía arrastrando a su amiga, notó la sonrisa de satisfacción de Lisiánasa. Eso no le gustó. ¿Acaso llegó tarde porque la vio con Ceto? Estaba es grabes problemas si esto era a lo que la muchacha de rulos rubios se refería.

Lisiánasa:- Necesito que me muestren las cuatro figuras fundamentales.

Dike:- (A Ferusa)  Circulo, serpentina, tres, doble tres.

Ferusa:- Esto es como cuando estábamos en la escuelita. Qué horror.

Dike:- A veces lo que uno desea no es lo que realmente espera.

Ferusa:- Eso no me alienta.

Dike:- Mostrémosle lo que sabemos hacer.

Ambas asintieron con la cabeza y realizaron lo que Lisiánasa les pidió. Esta nueva cara que les mostraba era bastante autoritaria. No era la chica sumisa que estaba en el salón de clases. La que todos creían callada. Dike comprendió que no todos eran lo que aparentaban. Había mucho más por conocer de las personas. Y también la recorrió un escalofrió. Ceto, Nereo y Taumante le habían dicho que sus amigas no eran lo que ella creía que eran. Ellos conocían las otras caras y eso no le agradaba.

Cuando Lisiánasa quedó satisfecha con todas las demostraciones de talentos de sus compañeras, devolvieron los patines y las pocas personas  que estaban en el club, las felicitaron por su actuación.

Taumante:- (Tomando la leche) Veo una muerta entrar a casa. 
    
Dike:- ¡Callate enano! No estoy de humor.

Taumante:- ¿Te ayudo?

Dike:- Te dije que no estoy de humor.

Taumante:- Lo digo en serio. Ese bolso pesa mucho.

No había una pisca de burla en las palabras del chico, así que Dike le entregó el bolso. Estaba empapada, la lluvia no se había detenido y las calles estaban ligeramente inundadas. Mientras subían por las escaleras su hermano le contaba que habían llevado al perro a la veterinaria para que lo bañaran y cortaran las uñas. Así que, por esa noche él iba a dormir en el cuarto de Taumante. El chico estaba más que feliz. La lluvia le permitió disfrutar de una noche con su amada mascota.

Dike:- Mientras que no entre a mi pieza y rompa algo, está todo bien.

Taumante:- Lo tengo bien entrenado a Timoteo. Es un gran perro.

Dike:- No lo dudo, pero no que entre a mi pieza.

Cuando llegaron al cuarto de Dike, Taumante le entregó el bolso y ella se desplomó sobre la cama, totalmente exhausta. No tenía ganas de escribir en su diario lo mal que lo pasó con las chicas. No quería admitir que los chicos tenían razón, que ella desconocía a las personas que llamaba amigas. No quería pensar que Lisiánasa sabía de su relación con Ceto. Que si, se comportaba como lo hizo con Actea, al lunes siguiente todos ya sabrían de su relación y se tendría que enfrentar a todo el mundo por su mal comportamiento. Salir con el ex de alguien que todavía sentía cosas por él.

Con quién podría hablar de esto. Quién era lo suficientemente buena para llegar a ser amiga de Dike. Euribia no era una opción, era la ex. Actea estaba aún alejada de su vida y claramente era una de las que no merecía llamarse amiga. Pero Dike estaba actuando como ella lo hizo. Podría llegar a intentar hablar con Actea. Ambas eran malas y tal vez ambas encontrarían el motivo de su maldad. Las únicas que restaban eran Eudora y Ferusa, porque con Lisiánsa no podía contar. Esa chica era muy perversa, cizañera, disfrutaba tener acorralada a las personas, mandar. Así como lo había reflejado esa tarde siendo totalmente autoritaria.

Eudora no era una de las que ella podía llamar amiga y sólo le quedaba Ferusa. Esperaba que no la juzgara. Necesitaba contarle a alguien, que alguien la convenciera de que lo que estaba viviendo con Ceto era real y que no estaba tan mal como ella lo veía.



Autora: Ferdeimos
Revisión: Alice





Los hechos y/o personajes de la historia son ficticios, 
cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia

Nos leemos dentro de dos semanas

Bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA 3.0,
                          como se detalla en http://creativecommons.org/licens.

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