Serie Dike ~ Completa

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Un espacio

Para agradecer a:

Alice por ser leer todo lo que escribo, por más que esté horrorosamente horrible (sobre todo con los tiempos verbales, ella saaabe).

Hachedesilencio que siempre tiene las frases precisas para los capitulos de Dike. Aunque el staff no lo sepa, gracias por hacer lo que hacen.

A mi familia por soportar todas mis locuras.

A los que leen, comentan, descargan y se dan una vuelta por acá. Perdón por el tiempo que me tomo para publicar cosas... gracias por leer!!

~ ferdeimos

lunes, 2 de diciembre de 2013

Dike-Tomo II.Capitulo5: Traición



Capitulo 5: Traición

Si no fuera porque su cuerpo era delgado y, claramente, no era un monstruo gigantesco, las pisadas de Actea se hubieron sentido desde afuera haciendo retumbar todo el piso, destrozándolo todo en su camino. Su mirada caramelo irradiaba veneno y se acercaba a Dike y a Euribia que estaban hablando tranquilamente sentadas en el patio interno de la escuela. Se notaba que Euribia aún estaba dolida por la separación abrupta con Ceto, pero ya no podía hacer nada. No iba a estar detrás de alguien que ya no la quería más, no se sentía capaz de semejante humillación. Era un amor no correspondido que debía sanar sola, con el tiempo. Ceto tenía deseos por otra chica, de la cual, hasta ahora, no se sabía nada.

Actea:- ¡¿Quién fue la traidora que le dijo a Psámate lo de ayer?!

La chica estaba furiosa, respiraba descontroladamente. La noticia de que su novio  o ex, se había enterado de su pecaminosa acción, la tenía mal. Haber sido  descubierta no fue lo mejor que le pudo haber pasado y ahora quería desasnar su curiosidad. ¿Quién la había delatado? ¿Contra quién arremetería? ¿Qué haría cuando lo descubriera?

Euribia:- (Mira a Dike y luego a Actea) Por nuestra parte no dijimos nada.

Actea:- (Gritando) ¡No me mientan!

Dike:- Calmate Actea, no dijimos nada.

Actea:- Lisiánasa no pudo haber sido, ella siempre está callada.

Euribia:- Pero igual, no nos podes echar la culpa.

Actea:- Yo puedo hacer lo que quiera.

Dike se quedó sin palabras y, mientras Euribia discutía con Actea, se levantó y se dirigió al salón del grado inferior dejando a Actea sorprendida por esa actitud. Evidentemente ella estaba acostumbrada a no ser ignorada. Ella era la especial, la que llamaba la atención, la popular del curso. La acción de Dike era considerada como desafiante. Eso era imperdonable.

Dike tocó la puerta, que casualmente estaba cerrada, y la recibió una cara conocida, una fragancia barata, Galatea.

Dike:- (Mirando hacia adentro) ¿Está Psámate?

Galatea:-  Si, pero no creo que te atienda. Está muy enojado con vos y con Actea.

Dike:- (Sorprendida) ¿Conmigo?

Galatea:- Si, ¿o no escuchaste?

Dike se retiró, sabía que no iba a obtener nada si se quedaba allí con una altanera Galatea que seguramente sabía poco y nada de lo que estaba sucediendo, pero con el sólo hecho de poder responderle mal a su enemiga natural, era feliz. Evidentemente Psámate era reservado, no tenía intensión de generar conflicto alguno, pero no podía con su cara. En ella se reflejaba más de lo que él expresaba con sus palabras.

Cuando llegó al aula, le contó a Erubia lo sucedido. Se sorprendió al enterarse del supuesto enojo de Psámate con Dike. Era comprensible y totalmente lógico que sintiera odio hacia con Actea, pero ¿con Dike? ¿Qué hizo ella? Sólo lo había atendido diciéndole la verdad, la verdad momentánea. Pero también podía ser que Galatea haya exagerado, a ella le encantaba armar pleitos, generar rumores falsos que terminaban humillando a los involucrados y esto no era algo que no le presentara un reto o un juego más.

Y mientras sacaban conjeturas, fueron interrumpidas por Ferusa que, al notar el clima nefasto entre las chicas del salón, decidió preguntarles para desasnar su duda y determinar en qué bando estaría. Fersusa era así, no le gustaba estar en el medio de nada, pero prefería elegir un grupo, el que más le conviniera. Si se juntaba con Dike iba a tener de enemiga a su compañera de la infancia. Pero si optaba por Actea, no iba a poder desfrutar de las charlas adultas con Dike, además de otros beneficios extra como copiarse en las pruebas, que le hicieran resúmenes o las tareas.

Ferusa:- ¿Desde cuándo Actea y Lisiánasa se sientan juntas? Esto no tiene sentido, ¿me van a decir qué es lo que saben?

Tanto Euribia como Dike le contaron acerca de lo acontecido, siempre cuidando de no contar demasiado de Actea y Sam. Se limitaron a decir que ella salió con Sam sin haber cancelado con Psámate dejándolo plantado. Fue como si se hubiesen puesto de acuerdo. Dike se sintió rara, sabía que Euribia se había hecho muy amiga de Actea por estar en el mismo barrio, pero también sabía que no podía ser tan hipócrita.

Ferusa:- No puede ser cierto, Actea está loca.

Dike:- Realmente no quiero preocuparme por lo que a Actea se le cruzó por la cabeza en ese momento. Pero no puedo creer que piense que nosotras fuimos la que la mandamos al frente. No sabemos ni qué es lo que sabe Psámate…

Euribia:- Podría hablar con Ceto para saber qué es lo que su hermano sabe.

Ferusa:- ¡Es buena esa!

Dike:- (Mirando a Euribia) ¿No será mejor que no te acerques a él?

Ferusa miró a Euribia que sonrió nerviosamente ante la pregunta reciéntemente hecha. Dike se levantó de la silla y se retiró al kiosco, Euribia necesitaba hablar con Ferusa para contarle que ya no era más la novia de Ceto y que por eso, su gran idea de hablar con él para obtener información sobre su hermano, no iba a poder ser llevada a cabo.    

Ese día, en el salón que acostumbra a ser alegre y ruidoso, no corrió ni un ápice de juventud. Los chicos habían detectado, extrañamente, que algo no estaba yendo bien entre las chicas y optaron por no aportar ni hacerse destacar. Así también lo hicieron los profesores que sólo interactuaron con los varones mientras se veían los intercambios de miradas hirientes entre Actea, Lisiánasa, Euribia y Dike.

Aunque el día fue totalmente agotador para Dike, ya que tuvo que fingir apatía por Actea, emprendió el regreso a su casa caminando. Era perfecto para pensar, aliviar un poco la mente y hacer deporte. Los kilos imaginarios de más la tenían preocupada. Hacer un deporte ya no era una idea alejada para ella. Su hermano estaba en el club del barrio a dos cuadras de la casa de Dione y  su especialidad era el fútbol.

Nereo:- ¡Dike! ¡Espera!

Dike:- (Volteándose) ¿Si?

Nereo:- ¿Qué es lo que pasó? Estaban como locas enojonas.

Dike:- Realmente no tengo ganas de hablar de nada… Ni siquiera de pelear por lo de locas.

Nereo:- Debe ser muy importante.

Dike:- Si

Nereo notó un punto de fuga en la coraza de Dike. El bien sabía que, cuando ella miraba hacia abajo, significaba que estaba débil, que se podía entrar al mundo de sus sentimientos, y lo aprovechó para abrazarla. Mientras disfrutaba del momento con aroma a rosas que desprendía el perfume de ella, llegó Ceto interrumpiéndolos, haciendo ruido con su garganta.

Ceto:- Tenemos que hablar.

Dike:- (Separándose de Nereo) ¿Qué?

Ceto:- A solas.

Ceto habló con voz segura y dominante, ignorando la mirada fulminante de Nereo.  Quería hablar con Dike y no iba a esperar más. Nereo entendió la indirecta de él, pero esperó a que Dike se lo pidiera con la clásica mirada que solía poner cuando necesitaba estar sola. Y no tardó en llegar, por lo que tuvo que marcharse levemente acongojado.

Ceto ya no tenía puesto el guardapolvo por lo que se podía apreciar mejor la figura perfecta que tenía. No era muy alto, medía casi igual que Dike. Su cuerpo era delgado, se podía deducir que hacía ejercicios localizados para marcar los músculos ubicados en la parte del triángulo invertido.

Dike:- ¿Qué pasa?

Él la miró fijamente,  como si quisiera perforarle el cerebro con sus ojos marrones intentando dar un ambiente de amenaza. Esto a Dike la sorprendió y no pudo evitar que se le escapara una risita. De todas las personas que podrían llegar a intimidarla, él era de la que menos esperaba.  

Ceto:- ¿De qué te reís?

Dike se tensó y se puso seria. No era momento ni lugar para divagar, ese chico parado en frente de ella, como si fuera una estatua, tenía algo para decirle y parecía importante.

Ceto:- Yo sé porqué mi hermano está enojado con vos.

Dike tenía la inquietud grabada en su rostro.  No levantó la voz, pero su tono resultaba un tanto mordaz.

Dike:- Y… si se puede saber, ¿por qué me lo venís a contar?

Ceto:- Porque creo que vos sos una buena mina, nada más.

El alivio se reflejó en su cara y dulcificó el gesto con una expresión divertida. Estaba lista para escucharlo.

Dike:- Bueno, contame.

Ceto:- Cuando Psámate fue a tu casa y preguntó por Actea, vos le dijiste que no, que no estaba allí.

Dike:- Y fue la verdad.

Dike notó que el muchacho hizo un esfuerzo por no reírse. Parecía que tenía algún secreto que claramente, no iba a contar esa tarde.

Ceto:- A él le dijeron que si estuvo allí.

Dike:- Justo después de que él se fuera llegó Actea. ¿Yo qué tengo la culpa de las coincidencias?

Parpadeó atónito ante la respuesta de Dike. Suspiró e inclinó la cabeza a un lado. Usó un tono sosegado, como si estuviera incorporando todo lo que ella le dijo.

Ceto:-  Si fue así, entonces no creo que sea tu culpa.

Dike:- Seguro que no fue mi culpa. Me debe una disculpa.

Ceto:-  ¿La podes aceptar de mi parte?

Dike:-  No, pero puedo hacer una excepción si me decís el nombre de la bocona que lo dijo.

Consultó el reloj para evadir la pregunta de Dike, pero ella era muy insistente con su mirada, no iba a aceptar una negativa como respuesta. Torció el gesto escondiendo una risa perversa.

Ceto:- Se dice el pecado pero no el pecador.

Evidentemente esto no fue gracioso para Dike. Encogió los hombros. Por el tono que usó, ella pensó que Ceto estaba probándola, determinando hasta donde podría llegar jugando con las palabras. Para no estropear el momento, prefirió dejarlo pasar y optó por la retirada.

Dike:-  ¿Ah, sí? Entonces no tengo nada que hablar con vos.

Dike se dio vuelta y emprendió la retirada con una caminata ligera. Ceto estaba sumido en su sorpresa, ajeno al compás de las caderas de la chica que lo dejó con las palabras en la boca, queriendo salir. Torció el gesto. Negó con la cabeza, la agitó como si quisiera sacarse algo que lo molestaba.  

Ceto:- ¿Queres que te lo diga?





Autora: Ferdeimos
Revisión: Alice





Los hechos y/o personajes de la historia son ficticios, 
cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia

Nos leemos dentro de dos semanas

Bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA 3.0,
                          como se detalla en http://creativecommons.org/licens. 

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