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Esta tapa pronto se irá, J.C. no la quiere :( |
Capitulo 7: Jugando con mi cabeza
Estabamos caminando en silencio. Es extraño, cuando quiere puede ser mansito. No salta alrededor de mí, ni me llena la cabeza con todas esas ideas que le salen de su boca. Lo estoy extrañando. Quiero que me hable. Esta parte de él no la conocía. ¿Estará pensando en lo idiota que fui? Mi reacción fue catastrófica. Tengo curiosidad por lo que piensa. ¿Qué estás pensando mocoso?
-
Sos imposible cuando te lo propones – me dice
haciendo puchero. No me dio tiempo a responder, se plantó en sus dos piecitos
-. ¿Te molestó que me riera porque estabas en el piso?
-
No – me tomó por sorpresa su pregunta, no pude
responder con algo más que eso.
-
Entonces, ¿qué? ¿Te gusta hacer que me sienta
así?
-
No – está realmente enojado. Me está haciendo
sentir como un nene al que su mamá lo está retando. Me siento mal.
-
Sos mi primer amigo con el que comparto tanto,
no sé cómo actuar. Si algo te molesta, sólo me lo tenes que decir y punto.
-
No es tan fácil – me estas partiendo el corazón,
no me digas estas cosas. Sé que me ves como un amigo, pero yo no y no puedo
decírtelo.
-
¿No es tan fácil qué? ¿No era que querías pasar
el resto del tiempo que te quedaba conmigo?
-
Si, lo dije.
-
No parece. Cada vez que voy a verte pareces
lastimado. Hay algo más, ¿no? No soy el mocoso que crees que soy – tiene los
ojos vidriosos, pero no puedo responderle, es tan valiente al decirme estas
cosas -. Y sólo se me ocurre una cosa.
Se
detuvo. ¿Qué paso? Oh, vaya. Hay cosas que el mocoso tampoco puede decir, pero
soy muy persuasivo cuando quiero saber algo. Se pisó solito.
-
¿Qué cosa?
-
Nada – mira para otro lado. Evadiendo la
pregunta, ¿no?
-
Si no me lo decís… - hago una pausa, noto que
deja de mover nerviosamente sus dedos, me está escuchando. Sabe con qué lo voy
a amenazar -. No voy a dejar que me veas más.
-
Injusto – oh, ahora responde con lo justo. Yo
también se jugar queridito.
-
A casa. Ahora – lo tomo de la muñeca, eso no me
desagradó, y caminamos una cuadra hacia
atrás, desviándonos del camino principal. Suerte que estábamos cerca.
Una
vez dentro de mi casa, caminamos hasta el final del pasillo, debe creer que vamos
a mi pieza pero no, si lo llevo allí no voy a pensar claramente y todo se irá
por la borda. Giro a la izquierda y nos adentramos al jardín. El pasto está
medianamente alto, lo voy a tener que cortar, aunque no ahora. Ahora tengo que
hablar con él.
Lo suelto, se frota la muñeca
libre. Parece que lo apreté un poco. Lo siento Tau, pero estoy nervioso. ¿Qué
es lo que ibas a decir?
-
Son las cinco. Tenes cinco minutos para contarme
lo que ibas a decir.
- Pero…
-
Pero nada, hablá o no vamos al club – fui más
suave con el ultimátum, pero lo acorralo con los brazos. Esta pose no me desagrada
para nada, ahora tengo que concentrarme para hacerle entender que no se va a
poder ir a ninguna parte hasta que hable.
- Si
hablo, no vamos a ir al club – oh, es grave. No me mira a los ojos.
-
Dame el tiquet – le extiendo mi mano para que me
lo entregue.
Una
vez en mi poder, lo leo con atención. Taumante se concentra en mí. Desde esta
posición puedo oler su aroma, huele a limpio, fresco, a bloqueador solar. Me
intoxica. No puedo desconcentrarme, tengo que buscar algo que me indique que
podemos ir otro día. Estoy sintiendo su respiración. Me está volviendo loco,
pero antes de explotar, logro leer lo que quería.
-
Vale por toda la semana. Así que no hay problema
– nuestros ojos se encuentran y vuelve a bajar la mirada. Evitarme hace que
quiera que me mire más.
-
Pero no quiero dejar a Levo solo – sigue sin
mirarme y encima me recuerda al idiota del los sándwiches. Voy a devolverte
esta punzada en el estómago.
- Levo se
queda, yo me voy en días.
Logro que levante la cabeza. Me
mira confundido. No le agradó para nada mi comentario. No me voy a sentir mal
por ello. Se lo merecía. Noto que los labios le tiemblan y que respira raro,
como si contuviera lágrimas. Claramente se le están cristalizando los ojos.
Siento que me zumban los oídos, se me dispara el corazón. Va a llorar.
Pero contrario a lo que pienso
que va a hacer, encontró la forma de escapar de mí. Se agacha lentamente. Lo
miro descender como cuando se ve la caída de los edificios en cámara lenta. Un
edificio de dos pisos, chiquito, como él. Pero edificio en sí.
Lo sigo sin pensarlo, para no
dejar que llore. No sé cómo reaccionaría ante sus lágrimas. Con las de Dike no
me pasó nada, pero este mocoso está haciendo que descubra nuevas cosas en mí.
-
Siento que te molesto porque creo que ves en mí
el reflejo de Dike - ¿Qué? ¿Hasta dónde fue la mente de este chico? –. Te lastimo
con solo verme. Pero, entonces pienso – respira entrecortado - ¿por qué seguís conmigo? Podrías fingir que
no estás en casa, o… o no atender el teléfono, no aceptar mis invitaciones. Creo
que estoy…
-
Siendo molesto – termino su frase. Él asiente
con su cabeza mientras respira de una forma rara y esconde su cabeza entre sus
piernas -. Ya tuvimos esta conversación. No me molestas. Mi reacción de hace un
momento no fue nada. Estoy loco Tau – sonrío para calmarlo.
-
Perdón. Seguro que ningún amigo te planteó esto
– sonríe nervioso, está avergonzado. Yo soy el que debería estar pidiendo perdón
Tau. El del problema soy yo. Estoy molesto conmigo por ser así, por esta
situación. El destino nos hizo conocernos en un mal tiempo.
-
Es verdad, pero ninguno de ellos es como vos – y
esto me va a hacer daño por toda la vida -. Nunca tuve un amigo como vos – me
dolió decir esa mentira, pero sólo por el momento lo dejaré así.
Sonríe con los ojos llorosos,
una combinación tan extraña, como él, como yo. Aprovecho la situación, limpio
las gotas que amenazan con salir y acaricio sus mejillas a la vez. No me desagrada.
Me estoy poniendo a prueba.
-
Todavía podemos ir al club, si queres – apoyo
las manos en mis rodillas para imitar su posición. Sonrío al ver que él se da
cuenta y ríe mostrándome esos dientes desparejos que tiene. Lo adoro.
-
No tengo ganas, tengo los ojos hinchados – se
los toca para sentir qué tan hinchados estaban.
-
Te hago llorar mucho, perdón – vuelvo a
aprovecharme y le acaricio el pómulo, que tanto se pellizca, con mis nudillos.
Quiero ser menos evidente, pero si alguien desde afuera nos viera, ya sabría de
qué va todo esto. Estoy coqueteando con él y no puedo, no debo ahora. Ya me lo
dije, y lo tendré que repetir como un mantra, hasta que no crezca no lo puedo
corromper -. Entonces, ¿qué queres hacer?
-
Ver una peli.
Me
pongo de pie. No tengo películas, no tengo la computadora. Él imita mi
movimiento anterior y espera una respuesta. Es tan predecible. Me presiona con
la mirada. Basta mocoso. ¿Estoy viendo brillitos? Me refriego los ojos. Estoy
viendo brillito y ahora flores alrededor de él. Bien por mí. Ahora alucino. Sí,
sí, definitivamente enloquecí. En mi tormenta de pensamientos y, para que no
estemos solos en mi cuarto donde podría intentar algo que me dije no hacer,
vino a mi mente que tengo un televisor y un reproductor de DVD. Sonrío y
Taumante sabe que la respuesta es positiva.
-
No quería interrumpir tus pensamientos hasta que
pudieras encontrar una solución.
-
¿Solución?
-
No tenes la compu. No había forma de ver una
peli – me mira inocentemente inclinando la cabeza a un lado.
Podría
pensar que propuso ver una película a propósito para que yo me encontrara en un
dilema pero sé que no es esa clase de chico. Y qué bueno que no lo sea, así el
único malo soy yo.
Entramos
a la casa, se sienta cómodamente en el sillón frente a la televisión. Está
esperando a que yo elija una película. ¿Cuáles serán sus gustos? Sé de los
libros y de la música, pero no de esto. Mejor le consulto. Me doy vuelta para
preguntarle y lo tengo casi al lado. Se arrodilla junto a mí y mira el interior
de la caja con los DVD. Me quedo petrificado. Dejo que busque el título que quiera.
Tampoco tengo muchos para elegir.
-
Creo que vi todas estas. Están muy buenas – dijo
sonriendo. Supongo que a él le agrada saber que a mí me gustan estas cosas, tal
como a él.
-
Creo que yo también las vi a todas, por eso las
tengo acá.
-
Entonces vayamos a alquilar alguna.
-
O mejor aún, ¿por qué no hacemos una? – no soy
socio de un video club y no tengo plata.
Ignorando
mi comentario sarcástico, y sin ánimos de seguirme la pelea, simplemente se muerde
el labio inferior y prosigue con la búsqueda. Sacó la caja de “Lo que esconde la montaña”,
una película muy mal grabada, con efectos y diálogos malísimos, que trata sobre
una chica cautiva que es rescatada por un arqueólogo y que tiene el poder de
controlar el clima. A todo esto, él también descubre que tiene poderes ocultos.
Cuando deciden viajar para encontrar a los que la encerraron, se pierden y caen
en una isla donde los encuentra una persona.
Para colmo la dejaron con final abierto. Así que habrá una segunda. No
lo puedo creer.
-
¿La vemos? – me muestra la caja entusiasmado. Yo
arqueo una ceja en desaprobación -. Quiero reírme un rato.
-
Es cierto, ya lloraste demasiado -. Le saco la
caja de las manos, la abro y tomo el DVD. Lo introduzco en el reproductor y
vemos la película.
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Autora: ferdeimos
Revisión: Alice
Fotografía: J. C. González.
Amar es amar |
Los hechos y/o personajes de la historia son ficticios,
cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia
Nos vemos lueguito...
Bajo licencia Creative Commons CC BY-NC-SA 3.0,
como se detalla en http://creativecommons.org/licens.
crece taumante! crece!! es tan kwaaaii *0*
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