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Capitulo 9: La primera cuota
Luego de haber trabajado durante un mes entero, contando los fines
de semana, Dike recibió su primer sueldo, su primer paga, y le dio la mitad a
su hermano quedándose ella con la otra parte.
Taumante:- (Sonriendo) Por fin me das lo que me corresponde.
Dike:- Se se se, lo que te corresponde por callarte.
Taumante:- ¿No te estarás quedando con el resto, hermanita?
Dike:-Pero, ¡¿qué decis?!
Taumante:- Bueno, entonces quedará guardado tu pequeño secreto por
un mes más. Tu primera cuota está saldada.
Dike:- Claro, mi primera cuota.
El muchacho, que estaba en pijama, se fue corriendo directamente
para su pieza, con una sonrisa de oreja a oreja y el dinero en la mano. Y no
era para no estarlo, obtuvo dinero sin hacer algo. Estando en una familia donde
lo primero que les enseñaron era a cuidar el dinero y a ganarlo con esfuerzo,
esto cambiaba todo. Además, sus padres lo habían autorizado, habían dejado que
Dike pagara por las horas de entretenimiento de su hermano sin que éste hiciera
nada, por el mero hecho de hacer una buena acción por su hermano.
Taumante:- (Tirado en su cama) Ni siquiera me acuerdo por qué me
tengo que callar… - Piensa – ¡Ah! Que estupidez.
Sonó el teléfono y Taumante atendió, ya que tiene una extensión en
su habitación.
Taumante:- Hola, ¿quién habla?
Euribia:- Hola Tau, habla Eu.
Taumante:- ¿Cómo estás?
Euribia:- Enamorada y sola, por ahora…
Taumante:- Te haría compañía pero tengo que gastar dinero en el
ciber.
Euribia:- Como siempre. ¿Está Dike?
Taumante:- Si, ya te la paso.
Taumante llamó a Dike, pero ella no respondió.
Taumante:- No me responde, así que no sé dónde puede estar...
Supongo que se fue. ¿Querés que le deje algún mensaje?
Euribia:- No, deja. - Pausa. - Ya es tarde. Ya viene.
Taumante:- (Preocupado) ¿Qué pasa?
Euribia:- Dike viene para mi casa y acá está Galatea haciendo un
trabajo con mi hermana.
Taumante:- Uuuuh, ¿querés que vaya para allá? Agarro la bici y
llego.
Euribia:- Bueno, dale, apurate.
Colgaron los dos, Taumante se cambió rápidamente eligiendo un jean
y un buzo; y salió con la bicicleta. Tenía que hacer diez cuadras y llegar
antes que su hermana, cuando ésta salió con dos minutos de anticipación.
Al ser un niño, la energía de Taumante era impresionante. Además,
él practicaba fútbol con sus amigos en el club. Llegó a la casa de Euribia,
tocó el timbre y lo atendió ella misma.
Euribia:- Aah, Tau, por suerte llegaste antes que Dike… Tenemos
que hacer algo.
Taumante:- (Agitado) Claro, claro. Pero primero, dame agua.
La amiga de Dike fue tras un vaso con agua que Taumante tomó con
mucha fuerza, como si fuese el último vaso de agua en la faz de la Tierra.
Euribia:- Supongo que lo mejor es que te las lleves.
Taumante:- Bueno, dámelas.
Euribia:- Cuidá muy bien a mi hermana, solo tiene 9 años…
Taumante:- ¿Y qué hace Galatea con tu hermana? Ella es un año más
chica que vos.
Galatea:- (Moviendo su cabello) Pero miren quién está. El
príncipe. ¿Qué haces acá?
Taumante:- Me las vengo a llevar.
Galatea:- (Encaprichada) Yo de acá no me muevo.
Euribia:- (Mirando por detrás de Taumante por si viene Dike)
Andate.
Galatea:- (Sospechando) ¿Me estás echando?
Taumante:- (Calmando el momento) No, Euribia… Lo que pasa es que
quiero que vengan conmigo así la dejan a ella trabajar para mañana.
Galatea:- (Tocándole la mejilla derecha) Sólo porque sos vos el
que me lo pide, si no…
Taumante rechazó el toque de ésta, ya que no quiso tener contacto
con la persona que hizo sufrir tanto a su hermana. Con esta acción, llegó la
hermana menor de Euribia y los tres partieron hacia la biblioteca del centro.
Justo a tiempo. Llegó Dike y vio a Euribia en la puerta de su casa.
Dike:- (Sonriendo) No sabía que me querías tanto como para
esperarme afuera.
Euribia:- (Tranquila) Si, claro.
En la biblioteca, las chicas siguieron trabajando y Taumante,
cansado, se puso de pie para marcharse por un rato.
Galatea:- (Mirándolo de reojo) ¿A dónde vas?
Taumante:- (Molesto, pero tranquilo) Como veras, hacia la
puerta.
Galatea:- (Cerrando el libro) No te hagas el gracioso y acompañá a
Tina a su casa. Acá ya terminamos.
Los tres, caminaron a la casa de Tina, que es precisamente, la
casa de Euribia. Tina iba delante y los otros dos atrás, a una distancia de un
metro.
Taumante:- Que seria que es Tina. Es bastante madura, no como
otras chiquilinas (mira a Galatea).
Galatea:- Si, creció, por lo ancho.
Taumante:- Que raro con esa respuesta vos.
Galatea:- Las cosas me salen del alma.
Taumante:- Escuché por ahí.
Galatea:- Ah, mirá vos... De todas formas prefiero no ser madura
pero tener cerebro. Hay muy pocas personas que crecen por ese lado.
Taumante:- ¿Lo decís por mí?
Galatea:- ¿Lo dijiste por mí?
Taumante:- Ya no me rompas.
Galatea:- ¿No decís malas palabras? ¿Eso te hace maduro?
Taumane:- No digo malas palabras porque no me las se.
Galatea:- (Ríe) El año pasado, cuando yo estaba en sexto y vos en
cuarto, eras un tarado. Ahora, como por arte de magia, pegaste un estirón y te
crees lindo.
Taumante:- ¿Qué tiene que ver la madurez con ser más alto? ¿Y qué
te hace decirme que soy lindo? Esas cosas no se les dicen a los chicos.
Galatea lo miró con cara de enojo. Ella no pensó que el hermano de
Dike tendría una respuesta tan seca como la de recién. Ella estaba acostumbrada
a ser tratada como una reina. Su figura hacia que cualquier chico cayera ante
ella. Pero Galatea no contaba con que Taumente era un niño de diez años. A esa
edad, aún los chicos no se fijan en las figuras de las chicas, todavía juegan y
se entretienen con otras actividades y objetos.
Taumante:- Bueno Tina, ya llegamos a tu casa. Mandale saludos a Eu
y decile que me debe un favor.
Tina saludó a Taumante con una gran sonrisa, sabía que los favores
siempre eran saldados con chocolates, y luego saludó a Galatea, que todavía
estaba enojada con el chico y lo fulminaba con su mirada asesina.
Taumante:- Yo me retiro, tengo que hacer cosas más importantes.
Galatea:- ¿Qué cosas?
Taumante:- Cosas que no entenderías, porque son de
chiquilines…
Galatea:- (Sonríe) Seguramente tenes que ir a ver a tu novia, ¿no?
Taumante:- No tengo novia.
Galatea sonrió aún más fuerte, mostrando los dos hoyuelos en su
rostro. Esa cara indicaba sólo una cosa, una idea no buena. Así que, con toda
su actitud altanera al máximo, lo saludó tomando al muchacho por sorpresa al
rozar, con sus labios, los de él. Fue un beso largo que Galatea disfrutó mucho
ya que Taumante se había quedado paralizado. Era la primera vez que alguien lo
besaba.
Para colmo, quien le había arrebatado su primer beso era, ni más
ni menos, la persona que más odiaba en el planeta, la que había hecho sufrir a
su hermana.
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